Scientific Article

Prevención de alergias y recomendaciones para niños con mayor riesgo

Prof. Dr. Carl-Peter Bauer


Las enfermedades alérgicas se encuentran entre las enfermedades crónicas más comunes en la infancia y la adolescencia. Según los resultados de la encuesta en materia de salud infantil y juvenil del Instituto Robert Koch, el 4,7 % de los niños y jóvenes de entre 0 y 17 años padece asma, el 10,7 % padece rino-conjuntivitis alérgica y el 13,2 % tiene piel atópica.

No se trata de enfermedades congénitas, sino que se van adquiriendo a lo largo de la vida. No obstante, uno puede desarrollar una alergia a edades muy tempranas, incluso durante la primera etapa de la vida. Como primer síntoma suele aparecer la piel atópica (fig. 1) que puede tener su origen en una alergia alimentaria en la infancia temprana (es el caso del 30 al 40 % de los niños con piel atópica).

Figure 1: Child with atopic eczemia

La piel atópica suele ir mejorando con el tiempo y en el caso de las alergias alimentarias, suele ir desarrollándose cierta tolerancia. Durante la siguiente fase, la alergia suele manifestarse en forma de rinitis alérgica o asma (fig. 2). Para la manifestación de una alergia, existen distintos riesgos, y es importante hacer una mención especial a la genética. Así, los niños cuyas madres y padres padecen alergia (por ejemplo, fiebre del heno), tienen una probabilidad de hasta un 80 % de padecer la misma alergia. El tipo de alimentación se considera también factor de riesgo, sobre todo en los casos en los que no se ha dado pecho, o no se ha hecho de forma suficiente. Los alimentos para bebés que contienen proteína animal o vegetal (por ejemplo, leche de vaca, leche de cabra o leche de soja) aumentan el riesgo. Entre los factores de riesgo está también la contaminación medioambiental (tabaquismo pasivo, emisión de contaminantes por tráfico, etc.).

Un factor determinante en el desarrollo de las alergias es la flora intestinal y parece que juega también un papel importante el tipo de parto (vaginal o cesárea). La composición de la flora intestinal del bebé se determina durante el parto y es precisamente en este momento cuando los niños que nacen por cesárea, junto con una mayor exposición a las bacterias del hospital, manifiestan un mayor riesgo de padecer alergias en comparación con los niños nacidos por parto vaginal, cuya flora intestinal está determinada por la madre.

También la temprana exposición a bacterias parece influir sobre el posterior desarrollo de alergias y asma. En este sentido, existen grandes diferencias entre crecer en una granja con la correspondiente exposición a bacterias o en una región no rural.

Figure 2: modified according to Graß and Wahn

Los siguientes factores se consideran hoy factores especiales de riesgo en la primera infancia para el desarrollo de la atopia:

  • Genética
  • Alimentación
  • Contaminación ambiental por sustancias nocivas
  • Mecanismos de nacimiento
  • Exposición bacteriana de inhalación

Debido a la gran cantidad de enfermedades alérgicas que aparecen ya en la infancia, el número creciente en la edad adulta y las restricciones físicas y psicológicas asociadas y los costes de salud resultantes, la prevención de las enfermedades alérgicas es una alta prioridad.

La actual directriz de la asociación AWMF sobre prevención de alergias realiza las siguientes recomendaciones para niños con mayor riesgo de padecer alergias (padre, madre o hermanos que son alérgicos): 

  • Dar el pecho: Dar el pecho supone muchas ventajas tanto para la madre como para el bebé. Los datos avalan el amamantamiento del bebé al menos durante los primeros 4 meses de vida.  
  • Nutrición materna durante el embarazo o la lactancia: Se recomienda una dieta equilibrada y rica en nutrientes durante el embarazo y la lactancia. No deben administrarse restricciones dietéticas (evitar los alérgenos alimentarios potentes) durante el embarazo o la lactancia por razones de prevención primaria. Existen indicios de que la ingesta de pescado bien durante el embarazo, bien durante el período de lactancia tiene un efecto protector en cuanto al desarrollo de enfermedades atópicas. El pescado debe ser parte de la dieta materna durante el embarazo y la lactancia. 
  • Alimentos sustitutos de la leche materna para niños en riesgo: Si no toman el pecho o no lo suficiente, se debe dar comida hidrolizada para bebés* a los niños en riesgo; su efectividad ha sido comprobada en estudios científicos1. Los actuales datos respaldan esta recomendación para los 4 primeros meses de vida. Para evitar alergias, no se recomienda proporcionar a los lactantes alimentos de soja.  
  • Alimentación complementaria y alimentación del bebé durante el primer año de vida: La recomendación que actualmente existe en Alemania de introducir la alimentación complementaria a partir de los 4 meses de vida, tiene todo el sentido. No se debe producir un retraso en la introducción de alimentos complementarios por razones de prevención de alergias. No está justificado evitar determinados alimentos por evitar alérgenos durante el primer año de vida. Por tanto, no se debe realizar. También existen indicios de que el consumo de pescado del niño durante el primer año de vida tiene un efecto positivo sobre el desarrollo de las enfermedades atópicas. El pescado debe introducirse con los alimentos complementarios.   
  • Mascotas: Las personas sin un gran riesgo de alergias no tienen la necesidad de limitar la posesión de mascotas. En caso de niños con riesgo de alergia, se debe tener en cuenta lo siguiente: Las familias con un riesgo de alergia elevado no deben tener gatos. Tener perros no está asociado con un mayor riesgo de alergia.   
  • Ácaros: Para la prevención primaria no se pueden recomendar medidas específicas como, por ejemplo, adquirir una funda de colchón antiácaros para reducir la exposición a los alérgenos de los ácaros.  
  • Vacunas: No hay evidencia de que las vacunas aumenten el riesgo de alergia, pero hay indicios de que las vacunas pueden disminuir el riesgo de alergias. Se recomienda que todos los niños, incluidos los niños en riesgo, se vacunen de acuerdo con las recomendaciones de la Comisión Permanente de Vacunación Alemana en el Institut Robert Koch ("Ständige Impfkommission", STIKO). 
  • Influencia de los probióticos: Hasta ahora solo se había podido presentar un efecto preventivo de los probióticos para el eccema atópico. Debido a la heterogeneidad de las cepas bacterianas y al diseño del estudio, no se puede dar una recomendación con respecto a preparaciones específicas, formas de aplicación, duración y tiempo de administración.   
  • Influencia de los prebióticos: Hasta ahora, solo se había podido presentar un efecto preventivo de los prebióticos para el eccema atópico. Debido a la pequeña cantidad de los diversos estudios, no se puede dar una recomendación. 

Estas recomendaciones de prevención de alergias son aplicables en casos de niños con mayor riesgo de padecer alergia, ya que los estudios base se han realizado con niños de este perfil. Actualmente el debate está en aplicar o no estas recomendaciones a los niños con riesgos menores. 

En los últimos años, la alergia al látex ha supuesto un capítulo aparte. La alergia al látex afecta particularmente a niños que han sido sometidos a intervenciones quirúrgicas a edades tempranas (por ejemplo, niños con espina bífida). En estos casos, los bebés han desarrollado una sensibilización especial al látex, debido al contacto temprano con este tipo de materiales. Desde que las intervenciones se realizan "libres de látex", estos casos prácticamente han dejado de aparecer. 

Al hilo de lo comentado, también se debate si los chupetes con látex pueden favorecer la alergia a este material. Según la bibliografía disponible sobre este tema y la experiencia clínica de varios decenios, no existe ningún indicio de que los chupetes con látex favorezcan este tipo de alergia. 

Univ. Prof. Dr. med. Carl Peter Bauer

pediatra

El catedrático universitario y doctor de medicina Carl-Peter Bauer es director médico de la clínica especializada de Gaißach y tiene la cátedra de la fundación para rehabilitación infantil, con la especialidad en alergología, neumología y medicina medioambiental en la clínica infantil de la Universidad Técnica de Múnich. El profesor Bauer completó sus estudios de medicina en la Universidad de Düsseldorf.

*Fórmula sustitutiva de la leche materna para niños de riesgo en la que las proteínas de la leche tienen un efecto alergénico más bajo. Un método especial permite romper la proteína de leche por completo o parcialmente. (phF = fromula parcialmente hidrolizada, ehf = fórmula hidrolizada extensa.
1de Berg, A., Filipiak-Pittroff, B., Krämer, U., Hoffmann, B., Link, E., Beckmann, C., ... & Wichmann, H. E. (2013). Allergies in high-risk schoolchildren after early intervention with cow's milk protein hydrolysates: 10-year results from the German Infant Nutritional Intervention (GINI) study. Journal of Allergy and Clinical Immunology, 131(6), 1565-1573. 
Otros estudios:
Schäfer, T., Bauer, C. P., Beyer, K., Bufe, A., Friedrichs, F., Gieler, U., ... & Klimek, L. (2014). S3-Leitlinie Allergieprävention—Update 2014. Allergo Journal, 23(6), 32-47.
Niggemann, B., Kulig, M., Bergmann, R., & Wahn, U. (1998). Development of latex allergy in children up to 5 years of age‐a retrospective analysis of risk factors. Pediatric allergy and immunology, 9(1), 36-39. 
Gutgesell, C., Seubert, S., Saternus, K. S., & Fuchs, T. (1999). Natural rubber latex allergy is not a cause of sudden infant death. International archives of allergy and immunology, 119(4), 322-324. 
Liebke, C., Niggemann, B., & Wahn, U. (1996). Sensitivity and allergy to latex in atopic and non‐atopic children. Pediatric allergy and immunology, 7(2), 103-107.